Elemento percibido como valioso para una organización. El valor se determina por el costo del activo en cuestión. Por ejemplo, una base de datos que guarda los datos bancarios de los clientes, es un activo valioso para la empresa.
Los activos de una organización pueden clasificarse en diversas categorías, que incluyen, pero no se limitan a:
- Activos físicos: Equipos de computación, servidores, dispositivos de red, hardware de seguridad, dispositivos de almacenamiento, entre otros.
- Activos de información: Datos confidenciales o sensibles, como información financiera, datos de clientes, propiedad intelectual, información estratégica de la empresa, registros comerciales, entre otros.
- Activos humanos: Personal de la organización, que incluye empleados, contratistas, consultores y cualquier otra persona que tenga acceso a los recursos de la organización y pueda influir en su seguridad.
- Activos de software: Aplicaciones, sistemas operativos, bases de datos, herramientas de seguridad, programas informáticos y cualquier otro software utilizado para operaciones comerciales.
- Activos de red: Infraestructura de red, como routers, switches, firewalls, puntos de acceso inalámbrico, así como la propia arquitectura de la red y los protocolos utilizados.
- Activos financieros: Recursos monetarios, inversiones, propiedades y cualquier otro activo que tenga un valor económico para la organización.
La identificación y clasificación de los activos de una organización son pasos fundamentales en la gestión de la seguridad de la información, ya que proporcionan una base para desarrollar estrategias de protección adecuadas y asignar recursos de manera efectiva para mitigar los riesgos de seguridad. Una vez que se identifican y clasifican los activos, se pueden implementar medidas de seguridad adecuadas para protegerlos contra amenazas y garantizar su integridad, confidencialidad y disponibilidad.